Una Realidad Paralela III
Tercera parte
Ya instalado nos advirtieron que le sujetaremos todo el tiempo impidiendo que se moviera o se fuera o se pusiera de pie. Cantaron y rezaron con más fuerza y de repente sucedió; saltos y saltos sin doblarse, completamente rígido y sin caer al suelo, todos nosotros sujetándolo. De repente, intensificó su movimiento y no pudimos retenerlo. Sonó como un silbido o un sonido como de escape de gas o de viento y nos tiró a todos hacia atrás y cayeron las sillas al suelo.
Yo sentí como una garra en el vientre, como si me desgarraron las tripas. Luego mi prima y otras personas dijeron lo mismo. La médium gritó; "se va, se escapa" y de repente cayeron más sillas del comedor y se cerró la puerta de la escalera que subía al piso de arriba (lo que se llama allí “andana”) con un fuerte golpe, y este ser se marchó y desapareció.
Estuvimos dos o tres días enfermos del vientre y el digestivo y con alguna diarrea. Antes de salir, cuando el campesino saltaba muy fuerte, la espiritista nos advirtió que si salía el ser del cuerpo, nos protegiéramos con ambos brazos cruzados el ombligo y el abdomen para evitar que nos arrancara energía etérica y sutil de esa zona, ya que solían hacerlo para alimentarse de ella.
Como no nos dio tiempo al ser todo tan rápido, no pudimos evitar sufrir ese robo de energía lo suficiente. De ahí los síntomas que sufrimos mi prima, los hijos y yo sobretodo.
Desde entonces el señor mejoró, según me dijeron por teléfono, y dejó de experimentar estos síntomas.
No lo he vuelto a ver en mi vida, pero fue tan real como las otras realidades de la vida.
Manuel Villaplana